La arquitectura de Andrea Palladio
En todos nuestros viajes, además de la parte gastronómica —mercado, panes, productos…—, mi fotógrafo —y como sabéis, arquitecto de profesión— suele buscar referentes sobre arquitectura para ilustrarnos a la familia webos. En nuestro viaje a Italia de este verano tocó Andrea Palladio, figura clave de la arquitectura de la Edad Moderna gracias a sus “I quatro libri dell’architettura”, un brillante tratado en el que sentó las bases de un nuevo lenguaje arquitectónico basado en la proporción y los órdenes arquitectónicos de la antigüedad.
La arquitectura de Andrea Palladio
Camino de Venecia teníamos programado acercarnos a conocer Vicenza y parar a ver Villa La Rotonda, obra emblemática de este autor, a escasos tres kilómetros. En el coche llevábamos unas notas de José Manuel Tomé que habíamos impreso para ir ambientándonos:
Andrea Palladio
Andrea Palladio nació en 1508 en Padua. Con 13 años ingresó como aprendiz en un taller de cantería de la ciudad, donde inició su formación hasta que, en 1523 su familia se instaló en Vicenza, en cuyo gremio de constructores se inscribió. Viajó a Roma, donde se impregnó de las ruinas clásicas y pudo estudiar los tratados de Vitrubio, únicos de la arquitectura romana.
Fue alcanzando notable prestigio en la región del Veneto, recibiendo numerosos encargos para construir palacios y villas señoriales suburbanas, conocidas como villas palladianas, que se distinguen de otro tipo de villas como puedan ser las romanas o las florentinas en que, además de su finalidad recreativa, funcionaban como pequeños centros de producción agrícola.
Entre las contrastadas como suyas y las que le son atribuidas, se conservan un total de 24 villas palladianas, que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en los años noventa.
Villa ‘La Rotonda’
Quizás sea la más conocida de todas la Villa Capra, conocida también como ‘La Rotonda’, en las afueras de Vicenza. Se inició su construcción en 1566. Es un edificio de planta central en torno a un espacio cubierto con una cúpula, en torno al cual, se suceden en perfecta simetría las distintas estancias. A cada una de sus cuatro fachadas se accede a través de elegantes escalinatas, que desembocan en logias inspiradas en los pronaos de los templos griegos.
Se puede visitar por dentro, pero sólo dos días a la semana. Nosotros fuimos un jueves y no pudimos pasar. Ya era demasiado encaje de bolillos después de dos mil kilómetros. Los jardines son una maravilla, y las vistas desde ellos, también.
Mas información: villarotonda.it
Coordenadas GPS: 45° 31′ 56″, 11° 33′ 33″
Visitas: exterior, los martes, jueves, viernes y domingos; interior, los miércoles y sábados
Precios de la entrada: exterior 5,00 €; interior 10,00 €
Aparcamiento: no hay aparcamiento especial; se aparca en la carretera de entrada al recinto
Más Palladio
Una vez en Vicenza pudimos disfrutar de un agradable paseo viendo algunas de su obras: el Palazzo della Ragione di Vicenza, conocido en la actualidad como Basílica Palladiana. Había mercado y no pudimos hacer una foto digna. Unos futbolistas de cartón se asomaban en cada hueco serliano —el conjunto de tres vanos, los laterales adintelados y el central un arco de medio punto—.
En la misma plaza de la Basílica está el Palazzo del Capitanio, y también vimos el Palazzo Schio, el Palazzo Porto y el Palazzo Valmarana, con enormes pilastras corintias que componen su fachada principal.
Pasear por las calles de Vicenza es una auténtica delicia que no debes perderte si tienes ocasión.
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