Polkas y hojaldre de Torrelavega

Hace unos meses vino una lectora de Torrelavega, Sonia, a uno de mis cursos de pan, y tuvo la delicadeza de traerme una caja de polkas. Nunca las había probado, aunque sí el hojaldre de Torrelavega en otro formato. Recuerdo un viaje a Cantabria siendo mi hermana y yo muy jóvenes, en el que mi padre tenía muy claro que no nos volvíamos a casa sin tomar un hojaldre de allí. En una cafetería nos pusieron un vaso de leche riquísima con unos lazitos, ¡hum! Es de los sabores de ese viaje que no se me olvidan. Mi hermana tiene 3 años menos que yo, seguro que también lo recuerda, a ver si se lo comento en cuanto nos veamos.

Polkas de Torrelavega

Cuando degustamos en casa las polkas que me trajo mi panarra pensé que este maravilloso dulce tenía que tener su sitio en webos, porque igual que yo no lo conocía —lo sé, imperdonable— seguro que a algún lector le viene bien esta información.

Se elaboran con unas láminas de hojaldre y glasa real (clara de huevo y azúcar glas mezclados hasta conseguir la textura ideal). Es un dulce delicado y ligero, y presenta el problema de que no te puedes tomar solamente una.

Aunque es un dulce frágil para el transporte, vienen bien empaquetados y con un poco de cuidado llegan al destino sin problemas.

Ella me dijo que para su gusto, y aunque todo el hojaldre de allí es riquísimo, son especialmente recomendables las polkas de la confitería Santos, en la calle Consolación 28 de Torrelavega. Esta casa fue fundada en 1953 bajo el nombre de ‘Casa de las Polkas’. En toda la zona ha cobrado una importancia extraordinaria el hojaldre como producto base. No es de extrañar que en el año 2000 naciera la Cofradía del Hojaldre para rendir un homenaje y aumentar la promoción de este típico dulce, que además el gremio hace de forma artesanal.

Casa Santos se ha instalado también Madrid en 2017. Puedes degustar sus especialidades en la calle Fernán González 13, muy cerca del metro Goya.

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