Palmeritas de hojaldre con chocolate
Receta de las palmeritas de hojaldre con chocolate
Necesitarás
- Un cuchillo afilado
- Un rodillo de amasar
Ingredientes
- 1plancha de hojaldre rectangular
- Azúcar
Para la cobertura de chocolate
- 1tableta de un buen chocolate para fundir
Preparación
- Precalentar el horno a 200°C, calor arriba y abajo.
- Colocar la plancha de hojaldre sobre un papel de hornear. Extender azúcar por encima del hojaldre. Nos podemos ayudar con una cuchara.
- Señalar suavemente con un cuchillo el centro de la plancha de hojaldre.
- Ayudándonos del papel, doblar el lado izquierdo del hojaldre hacia el centro, hasta que coincida el borde con la línera marcada con el cuchillo.
- Repetir con el lado derecho. Extender azúcar de nuevo, y pasar suavemente el rodillo por encima, para que se adhiera bien el azúcar al hojaldre.
- Volver a doblar el lado derecho hacia el centro de la plancha de hojaldre.
- Repetir con el lado izquierdo. Extender azúcar de nuevo, y pasar el rodillo suavemente.
- Doblar un lado sobre el otro, como se indica en el dibujo. Echar azúcar de nuevo por los dos lados, y presionar suavemente con el papel.
- Cortar a rodajas de 1 cm de espesor con un cuchillo muy afilado. Y ponerlas separadas en la bandeja del horno.
- Hornear las palmeritas unos 12-15 minutos. Darles la vuelta con cuidado, y hornear un par de minutos más.
Tú, que me estas leyendo y no has probado estas palmeritas que se hacen solas, por favor, vete para el Lidl, compra dos planchas —una es poco— y corriendo para casa. Locos se van a quedar los tuyos. Es justo reconocer que están igualmente buenas con otras marcas de hojaldre, por ejemplo, La cocinera, y ya con hojaldre casero, te puedes morir.
Atemperar el chocolate
Ya te he contado alguna vez mi método casero para atemperar el chocolate y que te quede brillante —lo has visto en los êclairs y en los bombones—. Consiste en poner al baño maría en un bol, encima de un cazo con agua al fuego, dos tercios de la tableta de chocolate. Cuando el chocolate está fundido y muy caliente, retira del baño maría y añádele el tercio restante de chocolate. Remover bien hasta que esté deshecho. Con esto se baja al temperatura y se consigue un brillo y una textura estupendos.
Pon el chocolate en una taza —en la que quepa la palmerita— y sumérgela hasta la mitad, deja que escurra el chocolate, y ponlo a secar en una rejilla.
Si te apetece, puedes ver nuestro vídeo.
A propósito…
De paso, esta entrada, con una receta muy conocida, me sirve para comentar unas cosillas que tenía yo ganas:
¿Por qué tiene tanto éxito esta receta?
Indudablemente, porque es buena, fácil, vistosa, e infinitamente más rica que la versión industrial. Estoy a favor de la repetición de recetas. Sí, sin duda alguna. Hay quien piensa que esto puede quitar cierta originalidad a los blogs, pero yo no estoy de acuerdo. Por muy repetida que sea una receta, cada cocinero le da su toque y siempre, siempre, se aprende algo. Además de lo tantas veces repetido en esta casa —y que lo tengo muy comprobado— que por muy conocida que sea la receta, hay muchísimas personas que buscan información en Internet, y que no saben de ella. A mí no se me olvida que el fin último de mi blog es que en mi casa se coma mejor, cosas más ricas que no he probado antes, y a las cuales ahora tengo acceso a través de compañeros de la blogosfera, y que mis hijas tengan un buen recetario para el día de mañana.
Las recetas son de quién las hace
Que esté a favor de la repetición de recetas no significa que no siga investigando o rescatando recetas de mi tierra o de otras. Creo que todo eso es lo que hay en casi todos los blogs de cocina, por eso abogo por una blogosfera plural en la que cada uno, con criterio responsable, dé lo mejor de sus recetas, y que realmente sean comprobadas, hechas y rehechas, para que el que las haga tenga los menores problemas posibles al enfrentarse a un plato nuevo.
Nunca hay un plato igual a otro: todos les damos nuestro toque diferente y lo estupendo de esto es poner a todo el mundo a guisar, a que le apetezca hacerlo, porque a partir de ahí, se ponen en marcha un montón de cosas buenas: recuerdos de la infancia, olores y sabores perdidos, pensar en que ese plato le puede gustar a alguno de los tuyos, pensar en las modificaciones para que se adapten a los gustos de tu casa…
El resumen de mi filosofía es que las recetas no son del que las ofrece si no del que las hace: la receta no es una formula química exacta; varía de una cocina a otra. Esto no quita para recalcar lo importante que es en este mundo de la blogosfera de recetas reconocer y enlazar a su autor. Ya sabemos todos los abusos que hay en estos temas y que tanto nos enfadan, cuando alguien con poca educación —y mucha jeta— lo hace.
Te animo
Por otra parte, quiero animarte a que, si te apetece tener un blog de cocina, saques ese proyecto o ilusión adelante. Las herramientas que nos ofrece Internet son muy fáciles, y se va mejorando en todos los aspectos conforme se va rodando, sobre todo en fotografía, en escritura y en cultura culinaria. Eres tú el que te marcas cuándo quieres publicar y qué quieres publicar. Cada blog se hace con sus lectores, con sus conocidos y con sus blogs favoritos. No hay nadie en la blogosfera que se niegue a echar una mano ante una duda que tenga alguien que empiece. Me satisface ver cómo crece la blogosfera gastronómica.
Gracias, gracias
Y por último, quiero daros a todos los blogueros mil gracias por vuestro trabajo. Los que me conocéis sabéis de sobra lo que valoro cada plato de vuestros fogones y cada minuto de vuestro notiempo dedicado a este mundo tan apasionante.
Inspiración fotográfica
La foto está inspirada en una de Mikel Alonso, fotográfo gastronómico del que podréis haber visto muchas fotos publicadas. Hace tiempo que la vimos, y se quedó grabada en nuestra memoria; ahora, surgió el momento de versionarla —la suya son rodajas de pomelo— para poder compartirla con vosotros. El numerito de montar el tendal y que las palmeritas no oscilaran, para que la foto no saliera movida, se quedará para un making off, cuando seamos mayores. Más mayores, quiero decir.