¿Por qué adoro los macarons ?
No todo el mundo tiene por qué saber que los macarons son ese dulce asociado generalmente a Francia, hecho con almendra molida, azúcar y clara de huevo, redondos, de colores para distinguir los sabores, y formados por dos piezas unidas por diferentes mermeladas, ganaches y rellenos, que en mi opinión es lo que los hace especiales y nada empalagosos.
París
Si alguna vez has estado en París los habrás visto por todos lados. Verdaderamente parece una fiebre. Están asociados al placer y al lujo; son caros, y en los escaparates resultan de lo más llamativo, por no hablar de las colas que se forman para comprarlos en los establecimientos con más fama. Podrás ver que las personas encargadas de venderlos los suelen manipular con guantes, con mimo, y como si fueran joyas.
Mi historia
Hará un par de años que empecé a interesarme por ellos, a leer, a probar los comprados, a leer más, a probar recetas, a seguir leyendo, a preguntarme cómo podía ser que ese pequeño dulce nada fácil de preparar nos tuviera fascinados con cuatro simples ingredientes que lleva… Independientemente del gusto de cada uno, no conozco a nadie que haya probado un buen macaron —¡ojo, que he dicho bueno!— y haya quedado indiferente.
Y cuanto más leía —que es lo que suelo hacer antes de acometer una receta que no hecho nunca— más confundida estaba, y una duda tras otra iban formando en mi cabeza el lío de montepío. ¿Es realmente necesario usar claras con unos días de antiguedad? ¿Y la temperatura de las mismas? ¿Cuántas veces hay que tamizar? ¿Qué tamaño es el correcto? ¿Cómo se usa la manga pastelera para conseguir los mejores resultados? ¿Hay que hacer alguna cosa especial para tener la temperatura adecuada en casa? ¿Qué importancia tiene el horno? ¿Cómo se logra el pie del macaron? ¿Cómo se conservan? Etcétera, etcétera, etcétera…
Hice las primeras pruebas con resultados aceptables, pero no me convencieron: las cosas no tienen que salir a la primera por la suerte del principiante.
Así que la opción que tomé —como en otros casos puntuales como este, cuando no tengo las cosas claras y hay tantas opiniones diferentes— fue buscarme la mejor escuela de macarons en París, la Alain Ducasse, e irme allí en cuanto pude, económicamente hablando, para hacer un curso fabuloso que me dejó las cosas muy claras y que ha hecho que pueda conocer todos los secretos de este dulce y hacer unos macarons tan ricos como los de cualquier pastelería afamada que se precie en estos temas —evidentemente esto no lo digo yo, sino las personas que han tomado los que yo hago y que han probado los afamados macarons parisinos—. De hecho la foto que veis a continuación está hecha en la mesa del salón de casa, y fueron los que monté a medidados de diciembre para el cumpleaños de mi fotógrafo que los llevó a su trabajo.
Pues bien, todo esto para decirte que te voy a enseñar todo lo que yo aprendí, entre otras cosas la receta de todos los macarons que ves en la foto que encabeza el post: trucos, utensilios, errores —esta entrada será interesante si te apasionan como a mí—, mis recetas favoritas, maravillosos rellenos, y cuando nos desliemos un poco quizás un vídeo, ya que considero que en el tema de los macarons es importante ver cómo se hacen, y de momento tendrá que esperar porque mi fotógrafo no tiene el tiempo necesario que requiere la edición del mismo, pero ya llegará…
También veo venir que no me van a admitir en ningún curso, que luego lo largo todo…
Por lo demás espero haberte dejado con los dientes lo suficientemente largos como para ir pensando que los mejores macarons van a salir de tu cocina. Te lo aseguro yo.
Su