Versalles: jardines, compras y gastronomía
Si vas unos días a París te surgirá la eterna pregunta: ¿merece la pena acercarse a Versalles? Pues depende. Si es una escapada muy corta, bastante vas a tener con empaparte de la ciudad y cada minuto se te va a hacer corto, pero si vas unos cuantos días, rotundamente sí.
No me gusta llevar ninguna idea preconcebida cuando visito un sitio, pero me sorprendieron muchas cosas de Versalles. Me pareció muy hermoso. Es cierto que hay mucho turismo, pero es tan grande que nadie molesta a nadie. La ciudad en sí, me pareció llena de vida, con mucho comercio de mucha calidad, y muy, muy agradable.
Para llegar desde París lo más cómodo es usar el RER C dirección Versailles Rive Gauche | Château de Versailles: en poco más de media hora se encuentra uno allí, y hasta el Palacio hay un breve paseo de cinco minutos. Las entradas para ver el Palacio y los Jardines se pueden comprar bien en internet, bien en la oficina de información, que está a medio camino entre la estación de tren y el Palacio. La entrada a los jardines es gratuita, excepto los días en que tiene lugar alguno de los espectáculos musicales.
El palacio
El palacio es uno de los monumentos más importantes de Francia y, desde hace 30 años, forma parte del patrimonio mundial de la humanidad. Luis XIV, transformó el pabellón de caza de su padre Luis XIII para instalar en él la corte y el gobierno de Francia. La transformación ha proseguido mientras ha sido sede del poder, hasta 1789, y es la máxima representación del absolutismo real y la encarnación del arte francés clásico. Quizá el espacio más emblemático sea el salón de los espejos, obra de Mansart, lugar social por excelencia, de desfile y recepción. Con anterioridad se habían construido los apartamentos reales del rey y la reina, y en el siglo siguiente continua la expansión con la construcción de la Capilla y de la Ópera.
Una vez perdido su papel como sede oficial del poder en 1789, en el siglo XIX se convirtió en el Museo de la Historia de Francia, encargado por Louis-Philippe, que ascendió al trono en 1830.
Si quieres verlo con detenimiento, tienes que ir con más tiempo del que yo disponía. Nosotros habíamos decidido pasar la mañana en los jardines —llego al verano con una carencia tremenda de aire, mucho aire, que ya paso en el invierno bastante horas bajo techo— y queríamos recorrer el pueblo y sus comercios por la tarde. Es bueno quedarse con ganas de volver, y ya tenemos un motivo.
Los jardines
En 1661 Luis XIV encargó a André Le Nôtre la creación y el desarrollo de los jardines de Versalles, con la intención de que fueran tan importantes como el Palacio. Los trabajos se simultanean durante hace cuarenta años.
Pero André Le Nôtre no trabaja solo, sino que también tienen un papel crucial en el aspecto de los jardines personajes como Jean-Baptiste Colbert, superintendente de edificios del rey, Charles Le Brun, Primer Pintor del Rey, que realizó los bocetos de un gran número de estatuas y fuentes, un poco más tarde, el arquitecto Jules Hardouin-Mansart, que ordenó conjuntos más sobrios y construyó el invernadero. Ello sin olvidar que el propio Rey está presente en todos los proyectos.
Los de Versalles son el paradigma de jardín francés, con un diseño marcadamente geométrico, a base de parterres, setos y fuentes y láminas de agua, divididos en zonas. Nada que ver por tanto con el más orgánico y natural jardín inglés.
La zona central está presidida por el gran Canal, donde ya se puede acceder a otra zona de entrada permanentemente gratuita y en la que verás muchas bicicletas y otro tipo de paseantes menos turista.
Los espectáculos musicales muestran las fuentes a pleno rendimiento en sincronía con la música de autores como Jean Baptiste Lully, Jean Philippe Rameau o Michel Corrette. Te sentirás transportado a otros tiempos, a la corte de Luis XIV. Te dejo una pequeña muestra que grabó el @srwebos de una fuente bailando y de nuestras mozas, muy inspiradas por la música, haciendo el ganso:
Para 2014 podéis consultar aquí la programación.
Si te apetece pasear, ve preparado con un buen calzado, ya que es de una inmensidad difícil de apreciar simplemente con una mirada al horizonte. Como curiosidad te notifico que la extensión de los jardines es similar a la ciudad de Guadalajara.
Gastronomía
Además de las consabidas boulangeries a las que te tengo acostumbrado —aunque esta vez no hay foto de panes— hay mucha tienda buena de patés, embutidos, vamos lo que aquí llamaríamos ultramarinos. No hay excesivos restaurantes, pero sí los cafés tan habituales en Francia. Muchos turistas se quedan a comer en los establecimientos del Palacio.
No dejéis de visitar en vuestro paseo por la ciudad la plaza del Marché de Notre Dame, un lugar con mucho encanto.
Compras
En Versalles hay maravillosas tiendas de antigüedades, y rincones con tiendas para todos los gustos.
Thym et Romarin
Recomendación de mi amiga Mari Carmen. Su marido se crió muy cerca, y se conocen bien la zona. Una tienda fantástica para disfrutar de las mejores piezas de decoración y menaje. En mi maleta vino una delicadísima copa para macarons —no preguntes cómo pudo entrar tanto en unas maletas de cabina en este viaje; yo tampoco lo sé: mi fotógrafo hizo un verdadero tetris—.
Culinarion
Todo y más en artículos buenos de cocina. De aquí me traje un azúcar perlado especial de la marca ScrapCooking, que me gusta mucho, y los moldes que use para hacer los petits fours que hice antes de Navidad. De absoluta tentación todo. El precio alto, como era de suponer por las marcas que tenían.
Par St. Georges
No pudimos entrar porque estaba cerrado, pero su escaparate es digno de ver. Atisbamos un montón de piezas preciosas, entre ellas unos cuchillos antiguos muy bonitos, pero no queríamos regresar muy tarde a París después de un día maravillosamente agotador.
Espero que estas pequeñas pinceladas os ayuden si algún día os podéis escapar a disfrutar de un día en el que os sentiréis un poquito en la Corte francesa.
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