Leer para cocinar
Guadalajara tiene una biblioteca maravillosa, con una actividad cultural importantísima. Su directora Blanca Calvo, es una mujer con mucho empuje, y con un entusiasmo envidiable, rodeada de un equipo ilusionante, con personas entregadas, que disfrutan con su trabajo, y, todo ello, en un precioso palacio que fue propiedad de la familia Dávalos y cuyo origen se remonta a la Edad Media. El edificio ha sido restaurado por el arquitecto Francisco Fernández Longoria, y adaptado a las necesidades de los alcarreños.
A la biblioteca de Guadalajara le debo mucho. Tiene una magnífica sección de libros de cocina, que me ayuda mucho en mis labores de fogones. Además tienen un servicio importantísimo para atender las demandas de libros que no consten en sus fondos bibliográficos, para adquirirlos en un plazo corto de tiempo.
Hace unos meses me plantearon preparar una actividad para los más pequeños, con la que pudiéramos darles un empujón para meterles el gusanillo de la cocina, y que supieran aprovechar los libros de gastronomía para niños que disponen para su préstamo en la biblioteca.
Y dicho y hecho, se hicieron dos talleres, donde mis pequechefs disfrutaron mucho, y según me han confirmado sus padres cuando les veo, se sienten gratamente presionados por los peques para preparar pan en casa. ¡Tengo a media Guadalajara buscando harina de fuerza!
La sala donde impartí el taller es idónea para estos menesteres, ya que es grande, y con una cocina. Aún así no quise utilizar fuego, y preparé un programa de recetas fáciles, donde no tuviéramos que utilizarlo.
A continuación os cuento el programa que diseñé para el taller.
I Consejos para niños antes de que se metan en la cocina
La idea era sugerirles unos consejos mínimos antes de meterse a cocinar, tales como recogerse el pelo largo si lo tuvieran, para estar más cómodos y que no se caiga ningún pelo en la comida; que se lavaran siempre las manos con jabón antes de empezar, resaltándoles la importancia de la higiene con los alimentos; y que se pusieran un delantal para no manchar la ropa.
Les aconsejé que para triunfar en la cocina es fundamental leer bien la receta, pesar y medir los ingredientes, y mantenerlos colocados, si es posible, por el orden que indique la receta. Les recomendé asimismo tener siempre cerca a una persona mayor, a la que poder preguntar las dudas, y, para los casos en que los más pequeños necesiten utilizar el fuego, el horno o un cuchillo, lo hagan bajo su vigilancia: el fuego y los objetos afilados no son un juego.
Otras recomendaciones se refirieron al instrumental: conviene que tengan a mano una manopla y unos agarradores para coger recipientes calientes —aunque cuando sean pequeños y necesiten la ayuda de un mayor para sacar las cosas del horno—. Un reloj de cocina es muy importante: no hay que fiarse de la memoria, porque en cocina se suelen hacer varias cosas a la vez, entre ellas ir recogiendo los cacharros sucios. Y sobre todo les aconsejé aprender desde pequeños a disfrutar en la cocina.
II Libros de cocina que hay en la biblioteca de Guadalajara
Les facilité una relación de los libros de cocina para niños que tiene la biblioteca, con su signatura para encontrarlos con facilidad.
III Vocabulario básico que deben conocer para ser unos cocinillas
En este apartado les enseñé el significado de algunas palabras básicas, como baño maría, los tipos de azúcar que hay, lo que es una manga pastelera con sus diferentes boquillas, para que sirve un rodillo, vimos también las características de algunas especias, etc.
IV Adivinanzas en cocina
Luego jugamos un ratito a las adivinanzas, todas relacionadas con alimentos, con el fin de hacer las casi dos horas del taller lo más amenas posibles.
V Recetas sobre las que íbamos a trabajar
Llegado este momento, entramos en faena. Hicimos estas recetas:
- Salchicha pulpo: es muy divertida, y facilísima. Ya la habréis visto, porque circulaba por Internet. Es cortar la salchicha longitudinalmente en pequeñas tiras, de manera que asemejen las patas de un pulpo y ponerle unos ojitos, en este caso en vez de ketchup, que es lo que llevan en la receta original nosotros utilizamos clavo —en este momento aproveché para hablarles de esta especia— ya que el trabajo se lo tenían que llevar a casa y así les aguantaría mejor.
- Muñeco de nieve: hecho con un huevo duro. Todos, hasta los más pequeños, pelaron su huevo, le pusieron una aceituna de cabeza y un pimiento por bufanda. Seguro que en casa, cuando preparen sus padres alguna ensalada, les enseñan como se pone un huevo de manera divertida.
- Pan espiga: les encantó la experiencia con el pan. Además, debo decir que se les dio fenomenal darles la forma. Los más mayores lo pudieron cortar ellos solos. Luego se la llevaron a su casa tan contentos, y pusieron a sus padres a hornear y a entusiasmarles con la idea de hacer pan en casa.
VI Degustamos
Hicimos merendola con:
- Gominolas caseras
- Una bica bicolor gigante —no quedó ni una miga—
VII Recetas de la abuela
Para finalizar el taller les propuse el siguiente juego:
“Preguntad a vuestra abuela o a algún mayor de vuestra familia al que le guste cocinar, que os explique su receta favorita. Escribidla en un papel. Si sois pequeños, que os ayude mamá o papá. Guardadla en un sitio seguro como un tesoro. Y dentro de unos años, cuando seáis mayores, os aseguro que será eso: un gran tesoro, y cuando la hagáis, vuestros amigos se sorprenderán, y se chuparan los dedos…”
En los dos grupos de 25 niños cada uno que he tenido, las edades oscilaban entre 5 y 12 años, más niñas que niños, pero todos con muchas ganas de aprender. Hubo dos niños a los que les costó un poco más prestar atención, porque no estaban muy de acuerdo con mi planteamiento de que leer, y aplicar lo leído para preparar cosas ricas en la cocina era maravilloso, ellos opinaban que donde estuviera la WII… —sin comentarios—
La biblioteca les regaló un delantal a cada uno, y un dossier de cocinero con las recetas que habíamos elaborado, además de la oportunidad de compartir una actividad estupenda con sus amigos. Merendaron como unos campeones, y se fueron a su casa tan contentos con sus recetas trabajadas.
Con este post quería, sobre todo, animar y apoyar a todos los que tenéis hijos o sobrinos y poco tiempo: sé lo difícil que es meternos todos en la cocina —muchas veces lo hemos comentado—, por no hablar de cuando toca recoger. Son otros tiempos, apenas tenemos un minuto para preparar la comida del día a día, como para tener la paciencia de meternos con ellos y su curiosidad en la cocina, pero, a pesar de que los tiempos son otros, debemos hacerlo, eso está claro. ¿Cómo? Con paciencia y humor, e inculcándoles la necesidad de cocinar por salud, por necesidad y por placer.
Yo siempre me repito una y mil veces en mis momentos de cansancio —que son muchos—: “el que siembra, recoge, el que siembra, recoge…” esperando que esta máxima de mi vida dé su fruto algún día.
Por último, quiero dar las gracias a todos los que me ayudaron. Sin ellos no podría hacer nada:
- Concha, Edu y Gloria: personal de la biblioteca que me ayudaron a organizar a los niños y la sala donde lo hicimos. La madre de Gloria hizo los delantales para todos los chiquillos.
- Mi prima Yazmina: es profesora de educación infantil, y me ayudo para que los niños más pequeños no tuvieran problemas en la ejecución de las recetas, sobre todo en el manejo del cuchillo.
- Mi hija mayor Sara: que ha pasado de alumna a ayudante de los más pequeños, —salto muy importante— Lo hizo fenomenal.
- Mi fotógrafo: que ya sabéis que vale para todo, en este caso también me sirvió de porteador de mis cacharros varios y del material necesario para poder llevar a buen fin el taller. También es el editor y corrector del dossier que se regaló.
Os dejo una colección de las fotos del taller, ya que los padres expresamente así me lo pidieron.
Y para mis pequechefs, el beso más grande. Sus caras ilusionadas fueron para mí el mejor de los regalos.
Para ver correctamente el video se necesita la última versión de Adobe Flash Player