Sopa de La Línea
Con esta sopa de pan mi fotógrafo se viene arriba.Le trae mil recuerdos. Era uno de los platos habituales de su madre. Mi suegra se llama Ana y era una malagueña que se fue a Cuenca para dos años y lleva allí cincuenta y seis. Esta sopa de pan, llamada de ajo en la familia, pero que tiene más cebolla que ajo, se hacía ya en casa de mi suegra cuando era pequeña. Su madre era de La Línea de la Concepción y de ahí el nombre con el que la he bautizado.Es un disfrute de plato como todos los de este tipo, porque ¿cuántas sopas de ajo diferentes hay? Yo creo que tantas como madres y abuelas, cada una con su toque, y dentro de las costumbres de cada provincia. Sin ir más lejos no puedo dejar de mencionar la maravillosa sopa castellana de mi tierra, que sinceramente, resucita a un muerto.
Sopa de La Línea
personas
Ingredientes
- 2cebollas grandes
- 5dientes de ajo
- 3rebanadas de pan de pueblo de un par de días de antigüedad
- 50g de aceite de oliva virgen extra
- 2huevos
- Sal
- 1½vasos de caldo o agua
Preparación
- Precalentar el horno a 200°C, calor arriba y abajo.
- Poner en el fuego una sartén —se tiene que poder meter en el horno, por lo que hay que tener cuidado con las asas, no vayan a ser de baquelita—. Echar el aceite, y cuando esté caliente, poner los ajos sin pelar y las cebollas peladas y cortadas en rodajas, y en aros, que se separan con la mano muy fácilmente. Pochar lentamente hasta que esté hecho y ligeramente dorado.
- Tostar un poco las rebanadas de pan de pueblo en la tostadora, y añadirlas a la sartén cortándolas en trozos regulares al gusto. Darles unas vueltas para que cojan el sabor y aceite.
- Añadir el caldo. ¡Ojo! Yo pongo una cantidad orientativa, porque no todo el pan pide el mismo caldo. No necesita demasiado; lo suficiente para empapar todos los ingredientes, y un poco más que se evapora al hervir.
- Dejar hervir unos 8-10 minutos. En este tiempo se tiene que quedar prácticamente sin caldo: simplemente el pan y la cebolla muy jugosos.
- Pasar la sartén al horno, hacer un hueco en el centro de la sartén, cascar dos huevos, y abrirlos en el huequito que hemos hecho. Vigilar el horno, y cuando veamos el huevo un poco hecho, darle un golpe de grill para que el pan se tueste un poco y el huevo se acabe de hacer, sin que se quede dura la yema.
- Servir inmediatamente. Lo ideal es comerlo de la sartén directamente.
Un plato de cuchara muy barato, —bueno, tal y como está la luz, ya no sé si es tan barato—, digno de que saquemos el mejor vinillo, y brindemos por estos platos de cuchara de toda la vida, tan ricos… No me importaría de segundo unos boquerones victorianos, para completar el menú.
Desde aquí un beso para mi suegra, que aunque lleva en Cuenca toda su vida, no ha perdido su acento malagueño.