Cuenca: mis lugares favoritos
Nací en Cuenca hace 54 años, y no hay un sólo día que esté fuera de ella que no eche de menos pasear por sus mágicas calles. Es lo que me recarga las pilas para ir llevando lo mejor posible mi día a día.
No es que sea yo sola la apasionada de esta pequeña ciudad: cualquiera lo podéis comprobar. Su magia atrapó desde siempre a escritores y artistas de todas las disciplinas. Ahora es a ti al que te invito a conocerla: su gente te recibirá con los brazos abiertos, con una cocina sencilla de pastores, pero con el sabor de lo auténtico que da esta tierra de hoces y piedra. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1996 es mucho más que una ciudad con encanto. Ya lo verás.
Cuenca: mis lugares favoritos
Parte Alta. Zona del castillo.
Lo mejor si llegáis a Cuenca en coche es subir hasta el castillo, donde se aparca bien y es un buen punto de partida para callejear. ¡Ojo! Importante llevar un calzado cómodo. Os pongo el enlace a un mapa de Google con las indicaciones desde las tres principales entradas de la ciudad.
Mapa de Cuenca con indicaciones para acceder al aparcamiento del castillo
Es un poco pronto para poneros de bares, pero enfrente del aparcamiento está el Caserío, con una terracita muy agradable. Recordad el sitio para cuando toque. Al lado un restaurante recomendable, sobre todo por lo que sirve a la brasa, María Morena.
Si seguís bajando, justo antes del castillo, a mano izquierda tenéis unos jardincillos desde donde admirar la espectacular vista de la Cuenca antigua que precede a estas palabras. También podéis subir a lo poco que queda del castillo.
La primera iglesia con la que os vais a encontrar es la de San Pedro, con una peculiar planta octogonal que recuerda a los templarios, aunque la iglesia es muy posterior.
Justo antes de esta iglesia hay una bajada que lleva al antiguo convento de las Carmelitas Descalzas, sede en la actualidad de la Fundación Antonio Pérez, que se creó a partir de las obras que el peculiar creador seguntino había ido coleccionando a lo largo de los años.
Desde allí, por la espalda de la iglesia de San Pedro, podéis llegar a la plaza Mayor bajando por la ronda de Julian Romero, calle recoleta y medieval en la que encontraréis dos miradores sobre la hoz del Huécar que a nosotros nos encantan. Nada más pasar el segundo mirador tenéis la Posada de San José, hotel diferente, con un encanto espectacular, cuando entréis, ya sabréis por qué. También tiene un restaurante con comida típica de Cuenca bien trabajado y de factura correcta. Si no os viene bien para comer, igual os apetece merendar un café con unas tortas de manteca. Para nosotros, en otoño e invierno, es el mejor plan. Sillas de anea, mesas viejas, encanto a más no poder.
Si seguís bajando por la ronda llegareis a la Plaza Mayor. Cuando subáis a por el coche, hacedlo por la calle paralela, la calle de San Pedro. En esta calle está el restaurante San Nicolás. Si vais en invierno son muy interesantes sus jornadas de cocina de caza.
La plaza Mayor
La plaza Mayor es centro de encuentro de turistas y conquenses, con sus tiendas de recuerdos que alternan con mantequerías con bocatas, resolí y pestiños. Está presidida por la Catedral. De ella os destacaría la girola, que alterna tramos de planta triangular y rectangular, en vez de la típica solución trapezoidal, solución única junto con la catedral de Toledo; el arco de Jamete, por el que se accede al claustro; el transparente, de Ventura Rodríguez —entre el altar mayor y la girola— y las puertas de la Sala Capitular y de la Sacristía, obras ambas de Berruguete. La fachada actual es una reconstrucción del siglo XX tras el hundimiento de la torre del Giraldillo que afectó a la fachada original. Si os interesa podéis visitar el Museo Diocesano Catedralicio en el anejo Palacio Episcopal, saliendo de la Catedral a mano izquierda.
Si bordeáis el Palacio Episcopal llegaréis al Museo Arqueológico, en la casa del curato de San Martín. En sus salas se exhiben restos arqueológicos prehistóricos, romanos, visigóticos y árabes.
Me gusta mucho un hotel que está en la zona, muy bien de precio, situado a un minuto caminando a la Catedral, en la Plaza de la Merced número 3, es La Hospedería del Seminario, tenedlo muy en cuenta si queréis venir, tienen alguna habitación familiar, que viene muy bien si venís con niños, y el desayuno es absolutamente espectacular, ojo a su bizcocho de naranja recién hecho.
Las Casas Colgadas
Si continuáis la bajada por la calle Obispo Valero, entre los dos museos, llegáis a las Casas Colgadas —que no Colgantes— por detrás, suspendidas en la rocas de la Hoz del Huécar. Edificio emblemático de la ciudad, de origen y traza medieval, del siglo XV, debe sin embargo la imagen que ha hecho de ellas icono de la ciudad a la rehabilitación realizada en 1966 para albergar la colección de arte abstracto de Fernando Zóbel, quién la donó en 1980 a la Fundación Juan March. Dos puertas: antes en una estaba el famoso mesón Casas Colgadas y otra el Museo de Arte Abstracto Español, único en el mundo. Merece la pena tanto la colección permanente como el edificio. La portada renacentista procede del antiguo palacio de Villarejo de la Peñuela, a medio camino entre Cuenca y Huete.
A la izquierda pasáis por debajo de un arco y por fin veréis la más típica imagen de las Casas Colgadas. Fotos y tal. A los que me seguís en Instagram os sonará todo lo que os cuento, porque he subido fotos desde todos los ángulos un montón de veces.
El Parador y el puente de San Pablo
Cruzáis —si no hay vértigo— el puente de San Pablo, de hierro y tablones de madera, y llegáis al antiguo convento del mismo nombre, hoy Parador. Visita obligada. También se come bien; si no toca, el aperitivo lo podéis hacer bueno allí, o un café o lo que sea menester. Muy, muy agradable en el claustro. Uno siente verdadera tranquilidad en este entorno. Si andáis bien de pasta, os gustará alojaros aquí.
A la derecha del Parador sale el camino de la cueva de la zarza, paseíto agradable donde los haya.
Desde el Puente de San Pablo, si miras hacía abajo, podrás ver la carretera que va a Palomera, paseo oficial de los conquenses. Nosotros en verano lo hacemos a diario.
El Júcar
Deshaced el camino hasta la Plaza Mayor. Enfrente de la Catedral, a la derecha, está el convento de las Petras, con una iglesia reformada por Martín de Aldeahuela en el siglo XVIII, a la que se entra bajando las escaleras que llevan a la calle Pilares, ahora Severo Catalina. Desde ésta, varios callejones llevan a otros tantos miradores sobre la hoz del Júcar, unidos por una ronda en la que os encontraréis con la iglesia de San Miguel. También podéis tomar la calle Pilares y acabaréis en la ermita de Nuestra Señora de las Angustias, donde nos casamos mi fotógrafo y yo en un maravilloso día de septiembre que amaneció con un cielo azul como sólo conocemos los conquenses. Vistas bonitas. Podéis seguir bajando hasta el Recreo Peral, donde hay una antigua bolera, en la que mi padre disfrutaba de lo lindo las tardes de verano viendo cómo jugaban. Sitio bonito y paseo agradable, también tiene un restaurante conocido por su arroz caldoso. ¡Ojo, que el coche lo tenéis arriba!
Hay un camino para pasear muy agradable por debajo de las casas suspendidas en la roca desde el Recreo Peral hasta la iglesia de la Virgen de la Luz.
Volvereís a la plaza Mayor por la calles Palafox, Andrés de Cabrera y Alfonso VIII, llenas de bonitas casas y curvas sinuosas. Por esta calle habéis subido en coche para aparcar más allá del Castillo: ahora es el momento de disfrutarla. Una de las estampas que más me gustan, son el conjunto de casas de colores de la última curva antes de llegar a la plaza.
Parte nueva
Aquí todas los consejos son culinarios.
La Ponderosa
Tapas. En la calle de San Francisco, 20, junto a la Diputación. Cierra domingos. Zona azul, se aparca mal. Espectacular todo. Mollejas, setas, huevos fritos, tomates, pimientos fritos, morteruelo, lo que queráis… Ángel y Jose son dos hermanos que llevan en esto toda su vida. Su base: la materia prima. Ojo a esta consejo: es de obligado cumplimiento. En su visita a La Ponderosa, no se olvide de pasar por Cuenca.
Trivio
Cocina de base tradicional reinterpretada y actualizada. Buena materia prima. Calle Colón, número 25. Mi amigo Jesús Segura, que tiene una mano excepcional os va a recibir encantado, en la puerta su flamante estrella Michelin por segundo año consecutivo.
Raff
Cocinero estupendo con propuestas que os van a sorprender. Calle San Pedro 58, cerca de la Plaza Mayor.
Mi carnicero
Una última cosa: mi carnicero Ángel Martinez, también es visita obligada, está en el Paseo de San Antonio 55. Tiene una selección de quesos manchegos espectaculares, y chorizos, morcillas y un montón de cosas ricas, para llevaros un poco de mi tierra en el maletero.
Pastelería Ruiz
Está en Carretería, que es la calle comercial por excelencia, y donde te encuentras a todo el mundo cuando sales a cualquier recado —todos tenemos una calle de esas—. Ruiz es la típica pastelería de toda la vida. Espectaculares los suflés que preparan los domingos. Si habéis comido de raciones y os apetece acabar con un dulce, puede ser buena opción.
Y para terminar, dos planazos. Uno los que venís con niños y no tan niños, pasar unas horas en el Museo Paleontológico de Castilla La Mancha es aprendiendo y disfrutando es un opción estupenda, yo lo hice y repito siempre que vienen amigos. Toda la información la tienes aquí.
Y si quieres sorprender de verdad, me cuentas que te parece este segundo planazo: volar por encima del casco antiguo en globo. Ya te lo conté en esta entrada.
Cuenca es un buen destino para un fin de semana, incluso para ir y venir desde Madrid o Valencia a pasar el día. Pero por si venís un par de días más, próximamente os dejaré una guía para conocer la serranía, que nos la tenemos muy trabajada, y sólo os puedo decir que pasear por ella es de las cosas que más nos gustan.
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