Macetas de azahar
Una de las masas preferidas en casa es la del roscón de Reyes. Es tan deliciosa, tan esponjosa y da tan buenos resultados… ¡No conozco a nadie que le haya salido un roscón incomestible! Con ella haremos estas macetas de azahar.
Tenía yo ganas de probar esta masa en unas macetas pequeñas que tengo para hacer pan, y la verdad es que el resultado es magnífico. Los bollos quedan muy tiernos, jugosos y al no llevar el azúcar por encima tienen otro toque diferente a la textura-bocado del roscón.
Consejos para triunfar
Os daré unos pocos consejos para el éxito, por si queréis sorprender en alguna reunión de media tarde, en la que os presentéis con vuestras macetas bajo el brazo —fijo que se queda muerto el personal—
- Este tipo de maceta pequeña de barro cocido —de 7 cm de diámetro por 6 cm de alto, para que os hagáis una idea— es difícil de encontrar en algunos sitios. Ha sido totalmente erradicada por la versión plástico —que ha sustituido a todo material viviente—, y hay toneladas de macetas de plástico por todos los lados. Cuando las encontremos, necesitamos someterlas a unos cuidados previos para que se nos conserven en perfecto estado, y nos sirvan para los menesteres culinarios: hay que lavarlas y dejarlas secar, y a continuación, embadurnarlas de aceite por dentro, y ponerlas en el horno unos minutos a 200° para tenerlas a punto antes de utilizarlas por primera vez. Huele raro al hacer este proceso, pero sólo es la primera vez, por eso lo hacemos sin meter condumio dentro. Una vez frías, ya están listas nuestras macetillas.
- Este tipo de masa queda muy pegada a las paredes, por lo que es necesario forrar los moldes con papel apto para horno, dejando que sobresalga un poco el papel para que se desmolden sin problemas.
- Esta masa crece, y crece, y crece. Llenaremos la maceta de masa por la mitad, porque sino en el horno, el tiesto adquirirá vida propia, y la masa se apoderará de la bandeja donde las pongamos: esto es importante.
- Tendremos cuidado en el horneado. Al tener una forma irregular es delicado conseguir un horneado uniforme. Lo lograremos tapando el bollo con papel de aluminio en cuanto esté ligeramente dorado.
- El levado en este tipo de masas es importantísimo. Requiere su tiempo, pero es lo que hace de esta masa que sea una maravilla. Cuesta que leve —para la receta que veis tardó en el primer reposo casi 4 horas— pero tampoco hay que hacerle caso, con lo cual yo nunca pienso en lo que se tarda —puesto que durante el tiempo de levado puedo hacer otras cosas—; sólo pienso en el resultado.
A ello
Receta de las macetas de azahar
Ingredientes
Para el azúcar glas aromatizado
120 gr de azúcar
La piel de medio limón —solo la parte amarilla—
La piel de media naranja —solo la parte naranja—
Para preparar la masa madre
70 gr de leche
10 gr de levadura prensada de panadería
1 cucharadita de azúcar
130 gr de harina de fuerza
Para la masa
60 ml de leche
70 gr de mantequilla a temperatura ambiente
2 huevos
20 gr de levadura prensada de panadería
Una cucharada de agua de azahar —al gusto—
450 gr de harina de fuerza
1 pellizco de sal
Para la decoración
Preparación
Tradicional
2. Preparar el azúcar glas aromatizado, rallando sobre el azúcar glas, las cortezas de limón y de naranja.
3. Desmenuzar la levadura en la leche tibia.
4. En una cazuela poner los huevos, la harina tamizada con un colador, el azúcar y la mantequilla en una cazuela, una pizca de sal y el agua de azahar. Añadir la bola de masa madre.
5. Mezclar todo, a ser posible, con una batidora de varillas.
6. Retirar la mezcla y ponerla sobre la mesa de trabajo, en la que previamente habremos espolvoreado un poco de harina para evitar que se nos pegue. Comenzar a amasar con las manos aceitadas.
7. Una vez que la mezcla ha quedado elástica, apiñarla en una bola y dejar que aumente su tamaño —cuatro horas como mínimo—.
8. Una vez que la masa ha aumentado su tamaño, darle la forma que deseemos según nuestra inspiración. Para estas macetas meto una bola de masa —del tamaño de una pelota de ping-pong— en la maceta pincelada de aceite por dentro y con el interior forrado con papel de cocina. A continuación, coger un trozo de masa pequeño, estirarlo como si estuviésemos haciendo un bastón en plastilina, y enroscarlo al gusto para dar forma a nuestra planta comestible. Pegarlo al cuerpo central con huevo batido. Y así hasta completar la decoración que queramos.
9. Pintar toda la planta de masa con huevo y dejar reposar hasta que doble su volumen —este levado es más corto, como una hora larga—.
10. Pintar de nuevo, muy suavemente, con huevo batido.
11. Precalentar el horno a 200°C.
12. Hornear 5 minutos a 200°C y otros 15 minutos a 180°C. Los últimos 10 minutos de cocción hay que vigilar que no se nos queme —si vemos que se tuesta más por un sitio que por otro, poner un papel de aluminio por encima—.
13. Sacar y dejar reposar sobre una rejilla.
Thermomix
2. Añadir las pieles de limón y naranja a través de la boca y programar 15 seg. a vel. progresiva 5-7-10. Retirar y reservar.
3. Poner todos los ingredientes de la masa madre en el vaso y programar 15 seg. a vel. 4. Retirar del vaso y formar una bola sobre la encimera. Introducir en un bol y cubrir con agua templada. Cuando la bola de masa flote y doble su volumen, estará lista —de diez a quince minutos—.
4. Poner en el vaso el azúcar glas aromatizado que hemos reservado previamente, los ingredientes de la masa y por último, la masa madre. Programar 30 seg. a vel. 6.
5. Amasar 3 min. a vel. espiga. La masa se moverá formando una bola. Dejar reposar dentro del vaso, envolviendo éste en una toalla y poniéndolo al lado de la calefacción, hasta que la masa salga por la boca —en mi caso fueron casi cuatro horas—. ¡No hay que desesperarse!
6. Bajar la masa con la espátula y volver a amasar dentro del vaso 1 min. a vel. espiga.
7. Retirar la masa del vaso con las manos embadurnadas de aceite —estará blanda y pegajosa—. Darle la forma que deseemos según nuestra inspiración. Para estas macetas meto una bola de masa —del tamaño de una pelota de ping-pong— en la maceta pincelada de aceite por dentro y con el interior forrado con papel de cocina. A continuación, coger un trozo de masa pequeño, estirarlo como si estuviésemos haciendo un bastón en plastilina, y enroscarlo al gusto para dar forma a nuestra planta comestible. Pegarlo al cuerpo central con huevo batido. Y así hasta completar la decoración que queramos.
8. Pintar toda la planta de masa con huevo y dejar reposar hasta que doble su volumen —este levado es más corto, como una hora larga—.
9. Pintar de nuevo, muy suavemente, con huevo batido.
10. Precalentar el horno a 200°C.
11. Hornear 5 minutos a 200°C y otros 15 minutos a 180°C. Los últimos 10 minutos de cocción hay que vigilar que no se nos queme —si vemos que se tuesta más por un sitio que por otro, poner un papel de aluminio por encima—.
12. Sacar y dejar reposar sobre una rejilla.
Sale para unas 12 macetas, o podéis hacer 6, y con el resto, unos bollos tipo suizo para mojar hasta hartarse, si es que uno se harta de estas cosas.
Así nos podemos montar un vivero comestible, ¡divinamente, oiga!
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