Pasta con champiñones
Me gusta el mes de septiembre. Reivindico este mes: me adapto bien a la vuelta al cole, al trabajo, a la rutina. Me gusta mucho ponerme mi rebequita por la noche cuando empieza a refrescar. Me relaja que en casa vuelva el olor a pan recién hecho. Cuenca empieza a ponerse preciosa preparándose para el otoño y espero que el veranillo de San Miguel asome a final de mes. Como estamos todos intentando volver a la normalidad, os presento una receta de pasta con champiñones tan fácil que no es ni para principiantes. ¡Qué bien admite la pasta todo tipo de ingredientes! Esta receta poco os puede aportar, pero no me resisto sugerir a las almas descarriadas —culinariamente hablando ¡claro!— que es un plato que está preparado en quince minutos, y que sale perfecto aunque no tengamos conocimientos guisandiles.
Pasta con champiñones
personas
Ingredientes
- 500gde pasta gigli—en casa les llamamos lirios—
- 3cebolletas frescas
- ½puerro
- 350gde champiñón
- Pimienta molida al gusto
- Sal
- Agua abundante para cocer la pasta
- 4cucharadasde aceite de oliva virgen extra
- 500mLde nata para cocinar
- Un par de cucharadas de queso para fundir de buena calidad
- Un poco de orégano
Preparación
- Cocer la pasta en abundante agua, siguiendo las instrucciones del paquetito. A mí no me gusta enfriarla con agua, porque me da la sensación de que le quita sabor. Prefiero dejarla más al dente, y mientras acabo de cocinarla, va cogiendo el punto justo. Como la pasta tiene forma retorcida es fundamental escurrirla bien.
- Coger una sartén, en la que calculemos que luego vamos a poder añadir la pasta. Echar un poco de aceite de oliva, y preparar un sofrito con la cebolla y el puerro cortados en láminas. Hacerlo suavemente, para que no se arrebate. Tiene que quedar una textura como de cebolla caramelizada.
- Limpiar los champiñones y cortarlos en láminas o en cuartos, según vuestros gustos. Incorporarlos a la sartén. Poner unos minutos una tapa para que se hagan enseguida. Si al final de este proceso vemos que la fritada ha soltado demasiado aceite, lo escurrimos, dejando solamente un poco.
- En un cazo aparte poner el brick de nata, añadirle un poco de pimienta molida y cuando empiece a hervir, sin dejar de remover con unas varillas, añadir el queso para fundir. Dejar cocer un par de minutos, hasta que coja la textura como de una bechamel clarita —estoy pensando que si eres un alma descarriada no vas a saber que es eso de la bechamel; digamos entonces hasta que espese un poco ¿mejor así?— Retirar del fuego.
- A partir de ahora nos movemos con rapidez para que los ingredientes no se resequen y estén perfectos a la vista. Añadimos al sofrito de cebolla, puerro y champiñones a la pasta. Le damos unas cuantas vueltas con cuidado.
- Espolvorear orégano al gusto, y probar por si hubiera que rectificar de sal.
- Servir en el plato, y poner por encima la salsa de nata y queso.
- Adornar con un toque de alguna hierba aromática que tengáis.
Consejos
- Si tenéis posibilidad de conseguir orégano no envasado, ni lo dudéis: no tiene nada que ver el aroma que desprende con el del bote del súper, por mucho que nos apañe… Le sube puntos al plato, sin dudarlo.
- Yo, para hacer esta fritada aprovecho un día que no voy a salir, y hago bastante cantidad, o, si está mi madre en casa, mientras yo preparo el postre, ella se dedica a hacérmela. Luego la congelo, y sólo tengo que cocer la pasta, descongelar el tupper donde la tengo guardada, rehogar en la sartén los ingredientes para que se vengan arriba, preparar la salsa de nata y queso, y en 10 minutos tengo un plato capaz de superar hasta la visita del cuñado cataplasma que no le gusta nada… ¡Ojo! No es mi caso, que los míos me comen muy bien…