Turrón de yema tostada paso a paso
Turrón de yema tostada
Necesitarás
- Papel de hornear
- Caja de madera para turrón
Ingredientes
- 500gde almendra marcona cruda picada
- 500gde azúcar glas
- 1vaina de vainilla
- 6yemas de huevo
- Azúcar blanquilla normal para tostar la superficie
Preparación
- Pelar las almendras, escaldándolas unos segundos en agua hirviendo y pasándolas a continuación a un recipiente con agua fría. Escurrirlas bien y quitarles la piel. Dejarlas secar.
- Cuando estén listas, triturarlas con un robot de cocina, pero sin hacer harina de almendra: dejad una textura algo más gruesa.
- Mezclar el azúcar glas y la almendra molida y formar un volcán con ella. Partir la vaina de vainilla por la mitad y raspar su contenido encima del azúcar y la almendra.
- Poner dentro las yemas de huevo, empezando con cuatro.
- Empezar a amasar, añadir una yema más, y si os hace falta otra más, hasta aglutinar y mezclar todos los ingredientes y que podamos formar una bola con ellos.
- Extender azúcar glas en la superficie de trabajo.
- Con un rodillo, ir aplanando la bola hasta dejar la masa del turrón con la altura que queramos.
- Cortar dos láminas de papel de hornear, del tamaño de la base de nuestra caja —o brick—.
- Poner las láminas encima de la masa y con un cuchillo afilado cortar dos barras.
- Poner en la base de la caja una lámina de papel, el turrón encima, la otra lámina de papel, y la tapa.
- Poner peso y dejar reposar en un sitio fresco a temperatura ambiente durante seis días.
- Sacarlo al sexto día, y extender en la superficie del turrón azúcar blanquilla y con un soplete —o con cualquier otro sistema que tengáis para estas cosas—, quemar la superficie —en casa nos gusta por los dos lados—.
El Sr. Webos hizo unas cajas muy sencillas, con madera de balsa —que se corta muy bien con un cúter— y con las medidas aproximadas que tienen los turrones comercializados, y sin barnizar para no trasmitir ningún olor al turrón. No es necesario tener estas cajas para hacerlo; para muchos turrones se puede emplear un truco muy extendido que es ponerlos en un brick de leche, vacío, limpio y seco y cortado longitudinalmente por la mitad de sus caras estrechas; de esta manera conseguimos que mantenga la forma mientras se va secando. Aun así, hay otros turrones, como los blandos, que necesitan sudar y sí que es conveniente ponerlos en cajas de madera.
Todos podemos hacer en casa nuestros turrones; son muy agradecidos. Aquí no hay que pelearse con el horno, ni con las masas ni con la decoración. Sólo buenos ingredientes y podemos disfrutar de un bocado magnífico, por no hablar de la ilusión que le puede hacer a una persona recibir un regalo artesano especial.
Por cierto, si vais a pedir a los Reyes Magos un soplete, no cometáis mi error. Me pareció muy caro uno que me miraba fijamente desde las estanterías de El Corte Inglés, macizo, potente, magnífico, y me compré hace tiempo uno que había visto en una ferretería, más ligero, menos potente y más pequeño, y que costaba tres veces menos, y me ha salido ma-lí-si-mo. No digo que lo más caro sea mejor, para nada, pero yo me tenía que haber dado cuenta de que no era apto para un uso prácticamente de continuo, que en casa la crema catalana se come muy a menudo. Así que cuando escribáis la carta, el soplete, del bue-no.
Su de la Mancha