Croquetas de bonito
Hoy toca un clásico de mi casa: las croquetas de bonito que siempre hacemos y que a mis mozas les apasionan.
Poco a poco mucha cocina tradicional se va perdiendo, muchos padres no tenemos tiempo de nada, pero igual que nosotros recordamos con cariño las croquetas o la tortilla de nuestras madres, que nuestros hijos tengan el recuerdo de las nuestras es una cuestión de prioridades, y por qué no, de algo de ayuda. Lo que no podemos es estar nosotros corriendo en este mundo de prisas, y nuestros hijos con sus pleiesteision o sus tuentis, ajenos a lo que se cocina. Todos nos tenemos que implicar para que ellos tengan estos momentos gastronómicos que siempre recordarán. Sé que todo lleva su tiempo, y yo no encuentro tiempo mejor empleado que el dedicado a la cocina. Bueno, sí, el tiempo empleado en que lean, y en que aprendan a amar los libros y la cocina. No veo mejor futuro: una persona bien comida y bien leída, por lo general es bastante feliz.
¡Venga! A ello.
Receta de croquetas de bonito
Ingredientes para las croquetas —salen 60 unidades—
75 g de mantequilla
50 g de aceite de oliva virgen extra —de una variedad con sabor suave, como por ejemplo la hojiblanca—
170 g de harina
1 lata de un buen bonito del norte en escabeche —unos 190 g de peso neto escurrido—
El caldo que tenga la lata de bonito —unos 75 g en las latas de 250-260 g—
725 ml de leche
Un poco de sal
Preparación
Tradicional
3. Cuando empiece a hervir, retirar la masa del fuego.
4. Echar la masa en un recipiente en el que no quede demasiado extendida, y dejar enfriar —yo las hago de un día para otro—.
5. Con una cuchara coger porciones de la masa y con pan rallado darle forma —no utilizarlo en exceso—.
7. Freír en abundante aceite caliente, con cuidado de que se hagan por dentro sin quemarse por fuera.
8. Dejarlas descansar en papel de cocina antes de servir para que no tengan exceso de grasa.
Thermomix
2. Echar la harina y programar 8 minutos, a velocidad 2 y temperatura Varoma.
4. Añadir el caldo, la leche y la mitad de la lata de bonito. Mezclar 6 segundos a velocidad 6.
5. Programar 8 minutos a velocidad 4 y temperatura Varoma.
6. Cuando falte un minuto para acabar, mirar la sal, rectificar si hace falta, y echar el resto de la lata de bonito un poco desmigada.
8. Con una cuchara coger porciones de la masa y con pan rallado darle forma —no utilizarlo en exceso—.
9. Cuando ya se tienen formadas, pasarlas por huevo bien batido y pan rallado de nuevo.
10. Freír en abundante aceite caliente, con cuidado de que se hagan por dentro sin quemarse por fuera. 11. Dejarlas descansar en papel de cocina antes de servir para que no tengan exceso de grasa.
Acompañad estas bolitas con puré de patata, unas hojas de cogollitos de lechuga, y unas rodajas de tomate aliñadas como tengáis costumbre en casa.
Consideraciones
- Es bueno acostumbrar a los más pequeños a sabores no demasiado salados. La sal es importante y necesaria, pero su abuso es muy perjudicial.
- Para niños muy pequeños es aconsejable que el relleno vaya muy triturado, de manera que encuentren sólo su sabor. De esta manera es más fácil incorporárselas a su dieta. Pero cuando van siendo más mayorcetes, me gusta que los tropezones se vean, y sepan distinguir las de lacón, las de bonito, las de jamón, las de cocido… Si queremos que vaya todo deshecho y las vamos a hacer a mano, cuando añadamos el líquido —el caldo del escabeche y la leche— pondremos el relleno y lo pasaremos en una batidora, para que no tenga tropezones. Esto lo haremos en un cazo alto para que no salte y en uno que resista las varillas de la batidora, por ejemplo, de acero inoxidable. Luego ya seguiremos dando vueltas a la masa con las varillas manualmente. Si queremos tropezones, lo añadiremos cuando esté bien disuelta la harina, ya que las varillas manuales respetan los tropezones.
Si usáis Thermomix, ya sabéis como va, tritura todo. Si quieres tropezones, los tienes que poner al final de los finales. - Es fundamental para conseguir una croqueta superior es tener unos ingredientes superiores: en cuanto al relleno, comprar el mejor bonito que podáis, y en cuanto al empanado, utilizar un buen pan rallado. Me gustan los especialmente gruesos, como el pan Craker de Santa Rita o el pan rallado casero de Mercadona. Yo además hago un doble rebozado: uno cuando me ayudo con él para darle forma, y luego para el rebozado final. Es tal el crujiente, que al morder suena a anuncio. La forma redonda de hoy es una costumbre de casa, para diferenciar las de bonito del resto que siempre tengo en el congelador, porque sí, aguantan fenomenal congeladas, más de tres meses. Sólo hay que sacarlas un par de horas antes, y mientras estan todavía descongelándose, freírlas en abundante aceite de oliva, que esté muy caliente. Con este sistema el crujiente queda prácticamente intacto.
- Es muy importante tener un poco de paciencia y tostar bien la harina, si lo hacemos así emularemos a las mejores croquetas de nuestras madres.
- Un toque especialmente rico si hacéis un puré de patata para acompañar es cocer la patata con cáscara. Luego se pela, se machaca y se aliña. Está realmente espectacular, pero se tarda más tiempo en cocer la patata al ir entera y con piel, y no siempre es posible por falta de tiempo.
He de decir que, con respecto a la cocina mi hermana es una de esas almas descarriadas a las que no les gusta cocinar; lo hace por obligación, no por devoción. A mi sobrino, Nachete, que tiene cuatro años y medio le hacemos las croquetas mi madre o yo. Ellos viven en Cuenca, y en junio vinieron a pasar unos días a mi casa en Guadalajara. Al irse de vuelta a su casa fuimos a despedirles al autobús, y me pasó una anécdota que no se me olvidará jamás. Llegaba yo de Madrid de trabajar en ese momento, justo para despedirles, pero ellos ya estaban montados dentro del bus. Entonces el niño, se puso de pié porque me quería decir algo, pero yo no le entendía, ni le oía a través de la ventanilla, y él, venga a chillar y gesticular, y el resto de pasajeros muertos de risa. Luego me enteré que decía: “¡Susana, hazme coquetas!”