Los Frailes del Reato, en Guadalajara
Si me sigues en Instagram verías que el domingo pasado, 14 de junio, estuvimos en un paraje de Guadalajara llamado los Frailes del Reato. Después de tres meses sin hacer nuestra excursión de los domingos, la jefa ―mi madre― ha pasado de fase de confinamiento. Ella, que lleva sus propias fases, dijo la víspera:
―Mañana podíamos salir a airearnos…
Así que tardé dos segundos en sacar el libro que me regalaron Chabe Ceballos y Miguel en febrero ―sin saber la que se nos venía encima― y que se titula “Guadalajara, cuarenta y cinco rutas a pie”, de la editorial Calecha.
Los Frailes del Reato
Pues al final, después de barajar diferentes sitios, fuimos a una zona muy desconocida de la provincia de Guadalajara, a unos 70 kilómetros de la capital, a un pueblo que se llama El Sotillo. Desde allí caminamos hasta el paraje de los Frailes del Reato, una espectacular alineación de monolitos naturales que formó la erosión.
Su aspecto es imponente, presidiendo antaño los huertos de la zona, ahora anegados por las aguas del embalse de La Tajera. Aún se pueden ver algunos en la zona donde dejamos el coche, en un pequeño parque cerca de la iglesia.
El camino es fácil, totalmente llano, aunque no apto para cochecitos de niños. La pista discurre por el barranco que nos lleva al inicio de los meandros que conforman esta zona. A partir de aquí se acaba la pista, sobre todo este año, en el que la vegetación esta asalvajada.
Si la cola del pantano no llega a la zona de los Frailes puedes merodear y verlos desde todos los ángulos posibles. Este año ha llovido mucho y el agua llegaba hasta esta zona rocosa tan peculiar.
Ermita de Nuestra Señora de Aranz
Nos quedamos con ganas de ir a la ermita de Nuestra Señora de Aranz, una joya del románico rural del siglo XIII. De paramentos rudos, carece de vanos ―el del ábside fue cegado― salvo el de su entrada, enmarcada por un pórtico que se halla cobijado bajo un somero porche que descansa sobre dos desproporcionadamente gruesas columnas.
Se llega por la carretera que va de EL Sotillo a Torrecuadrada, tomando un desvío que no vimos por una pista de tierra que desciende al borde mismo de las aguas del pantano.
En cualquier caso, una delicia volver a caminar los domingos y poderlo compartir.
Gracias por leerme,
Su