Membrillo frito
Creo que la carne de membrillo es de las recetas más conocidas que hay, pero siempre que se me pasa por la cabeza esto, pienso que seguro que hay alguna persona que agradece que la ponga porque desconoce como se hace o le viene bien alguna sugerencia, con lo cual he optado por presentar este postre de membrillo frito, que es el que mi madre siempre ha hecho en casa, y, que cuando llega este mes, estamos todos cucharón avizor pensando en degustarlo.Mis abuelos tenían en la huerta un membrillero que daba unos frutos estupendos, y mi madre llevaba quejándose durante unos años que los que compraba en la frutería no eran como los de antes, y que ella lo notaba mucho, sobre todo en la textura y en el sabor, e incluso en el color al hacerlos. Estaba ella comentando esto con mis carniceros, Pili y Ángel, cuando ellos le regalaron unos membrillos maravillosos de la finca que tienen en un pueblo de Cuenca. Tienen un sabor extraordinario, y un perfume que nos tiene locos… ¡mil gracias, amigos!Hacer carne de membrillo en casa: muy fácil de hacer, pero hay que tener especial cuidado con las quemaduras. Cuando la crema de membrillo va espesando, con las burbujas que se forman al hervir, por menos de nada os salta a la piel un chupitón de membrillo caliente, y la quemadura es morrocotuda.Hay muchas maneras de hacerlos, y cada uno tiene su gusto. Unos lo cuecen con piel y luego la quitan, otros no utilizan nada de la zona más próxima al corazón del membrillo, porque le molestan los gránulos de la carne, etc. Con lo cual yo voy a poner la receta que se ha hecho en casa toda la vida. Ni mejor ni peor: simplemente la que se adapta a nuestro gusto y tradición.El postre que os muestro es, a mi parecer, uno de los más ricos para el otoño. Es muy fino al paladar y, aunque hay muy buenas marcas de membrillo en los supermercados, creo que no consiguen la textura tan deliciosa de uno casero.La crema blanca con la que lo acompaño es un estupendo contrapunto del membrillo. La presentación minimalista, para la foto. El resto de crema la puse en unos boles aptos para horno, a dorar en el grill, y… ¡otro postre solucionado! A éste le añadí un adorno de membrillo cortado con un cortapastas, y tan ricamente.
Membrillo frito
Ingredientes
Para la carne de membrillo
- Unos membrillos
- Azúcar
- Agua
- Unas gotas de limón
Para la crema blanca
- 2claras
- 1vasode leche entera
- 1cucharadade maicena
- 2cucharadasde azúcar
- La cáscara de ¼ de limón
Para el membrillo frito
- Carne de membrillo
- El queso que os guste—yo utilicé uno manchego tierno—
- Harina
- Huevo
- Aceite de girasol
Preparación
La carne de membrillo
- Se pelan los membrillos y desechando las pepitas y la zona mas interna, se cortan en trozos gordotes.
- Se cuecen en una cacerola cubiertos de agua, y con unas gotas de limón.
- Cuando están cocidos se escurre el agua y se pesan.
- Se vuelven a meter en la cacerola y se echa el mismo peso de azúcar.
- Con una cuchara de madera se va dando vueltas a fuego medio, sin parar, para que no se nos queme. Se va formando una especie de mermelada muy espesa.
- Echar en un recipiente, y cuando esté templado, pasarlo al frigorífico, y dejarlo reposar hasta que esté totalmente frío y por lo tanto cuajado.
La crema blanca
- En una cacerola a fuego medio poner la leche, la cáscara del limón, el azúcar y la Maizena. Remover con unas varillas hasta que la Maizena se deshaga bien y vaya quedando una crema espesa. Cuando empiece a hervir ligeramente, retirarla del fuego. Dejar enfriar.
- Con una batidora de varillas montar las claras a punto de nieve fuerte.
- Cuando la crema esté un poco fría añadir las claras con movimientos suaves y envolventes, hasta conseguir que queden perfectamente integradas.
- Meter en el frigorífico una ½ hora.
El membrillo frito
- Cortar la carne de membrillo en rectángulos.
- Cortar el queso de la misma medida.
- Poner un trozo de queso entre dos de membrillo, a modo de bocata.
- Pasarlo por harina y huevo batido. Este paso hay que hacerlo con las manos, porque es pelín delicado.
- Freírlo en abundante aceite de girasol, con cuidado de que no se os queme, ya que se hace enseguida.
- Dejar escurrir en un papel absorbente.
Montaje del plato
- Servir templado el membrillo frito.
- Acompañar de la crema blanca y, si hay niños, lo podéis adornar con un sirope de chocolate o un poco de caramelo líquido.
Sugerencias
- Ya que nos ponemos, es interesante hacer más cantidad, este producto congela estupendamente, y cuando lo descongelamos tiene la misma textura y humedad que cuando lo hicimos.
- Si los peláis en crudo, utilizad un cuchillo muy afilado, porque la carne más fina es la que está junto a la piel, y así se desperdicia menos.
- La zona de la carne que se acerca al corazón del membrillo es muy granulosa. A mí no me molesta nada que la textura granule un poco; es más, me agrada. Pero si la preferís más fina, desaprovechad un poco de carne de esa zona, y solucionado.
- A pesar de lo clásico de este plato, ahora hay mil formas de darle uso. Con el consabido acompañamiento de queso, —¡qué rico con un Idiazábal o un buen queso manchego!—, en salsa, rebozado, o en bollería sustituyendo a los rellenos de cabello de ángel.
- Si os da pereza hacerlo porque habéis oído que se ensucia un poco cuando empieza a espesar por si salta, deciros que no es para tanto. Yo pongo un par de papeles de periódico en el suelo y con un poco de cuidado en la regulación del fuego tampoco se monta tanto pitote.
- Para saber que está hecho, pondremos una cucharada en un recipiente que esté frío. Si cuaja rápidamente es que está hecho; si pasados unos minutos tiene la textura de mermelada espesa, todavía le falta por cocer un poco. ¡Paciencia! Merece la pena.
- A mí me tiene fascinada el asunto del color de la carne de membrillo. Se podría hacer una paleta de colores con ella, que iría del tono marrón dorado a un rojizo que es espectacular. Las veces que lo he hecho he comprobado que varía el color dependiendo del tipo de membrillo, aunque por fuera parezcan todos iguales.
¡Feliz membrillada!