Rallador Microplane
Si hay algún cacharro que se usa en mi cocina todos los fines de semana es el rallador. Siempre hay que rallar la piel de un cítrico para algo de bollería, o queso para mil platos, o yema de huevo dura para adornar una ensaladilla o unos huevos rellenos, el chocolate sin problemas o nuez moscada para poner a una bechamel. En definitiva que le doy un uso extraordinario.
Lo compré hace año y medio por verdadera necesidad, ya que me estaba arreglando con uno miniatura que me regalaron hace mil años en Casa, una de las veces que fui a comprar algún plato, y un día por otro…
Haciéndome el máster de la elección del modelo, y con la ayuda de algunos compañeros tuiteros que me lo recomendaron, porque todos estaban contentos con él, al final me decidí por este modelo, el Microplane Zester, y estoy más que encantada.
Mi amigo Rafa Prades tiene una historia curiosísima sobre el origen de este utensilio.
Lo que más me gusta es que ralla sin apelmazar, de una sola pasada, se limpia fenomenal y de momento, con año y pico de uso, no le pongo pega. Si se la encuentro iré añadiendo actualizaciones, como en todas las entradas de utensilios. Para mí es importante no sólo acertar a nivel de prestaciones, sino que aguante dignamente la caña que le doy.
El precio aproximado es de 21 euros. Lo tienen en un montón de tiendas físicas y on line, Lecuine lo tiene entre los ralladores que venden.
Actualización a junio de 2015: me sigo pareciendo perfecto para el uso que le doy. Lo tengo en perfecto estado, es una buena inversión.
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