Soria en un fin de semana, ni te la imaginas

«Soria, ni te la imaginas» es el eslogan que tiene la provincia de Soria para dar a conocer su naturaleza, su patrimonio y su gastronomía, y no puede estar más logrado: ¡es absolutamente maravillosa, y más en otoño!

Y es que nos hemos propuesto ir conociendo poco a poco las capitales de provincia más pequeñas, que muchas veces pasan algo más desapercibidas para el turismo, pero que siempre son un buen plan.

La laguna negra

Este destino estaba en nuestros planes desde hacía mucho tiempo, pero no había llegado nunca el momento hasta este mes de octubre. El tiempo otoñal nos hizo disfrutar de un paisaje delicioso mientras llegábamos de Soria a Vinuesa, un trayecto de unos 50 kilómetros, a través de todos los tonos amarillos y ocres que te puedas imaginar. Al llegar, la presencia de un poco de niebla nos hizo pensar si no veríamos la laguna.

Existe un aparcamiento a un precio de 4,00 € por turismo. Aunque había bastante gente, pudimos pasar sin reserva previa. Desde allí, hay una lanzadera, por si no puedes o quieres subir la cuesta que hay hasta la laguna, poco más de kilómetro y medio. Naturalmente, puedes subir a pie y, si estás en buena forma, por una senda preciosa que atraviesa el bosque y discurre junto al arroyo de la Laguna Negra.

Es una laguna de origen glaciar situada a casi 2000 metros de altitud, en plena sierra de Urbión, y rodeada de pinos, hayas, robles y abetos, que en esta época del año eran un auténtico espectáculo de color. Me llamó la atención saber que estábamos ante la mayor masa forestal de pino albar de Europa.

Junto al aparcamiento hay un local para tomar algo, con una gran chimenea central, un lugar agradable. No obstante, ese día hubo gran afluencia de personas y a las 12 ya no tenían nada para tomar. Tenlo en cuenta si te encuentras con ganas de tomar algo. Nosotros lo solventamos en Soria tomando unos torreznos #quepaqué. Nos quedamos con ganas de hacer las rutas que salen desde la Laguna, así que quizás volvamos en verano para verla de nuevo con otros colores.

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Soria

Soria tiene ese tamaño ideal de ciudad para recorrer sin prisas en un fin de semana. Que se quedan cosas sin ver: excusa perfecta para volver. Nosotros dividimos la visita en dos tramos: el sábado recorrimos el centro de la ciudad y el domingo nos dedicamos al paseo al lado del Duero.

En el centro de la ciudad, disfrutamos de la Plaza Mayor, muy cerca del hotel. Se llega a ella a través de la calle con grandes pórticos y soportales en la que estaba nuestro hotel. Aquí se encuentra la Iglesia de Santa María la Mayor, donde se casó Antonio Machado con Leonor Izquierdo y donde tres años después de la boda, se celebró el funeral de la novia. Hay una estatua de Leonor que invita a hacerse fotos.

Por la tarde estuvimos en la Iglesia de Santo Domingo de Soria, una de las joyas del románico español. Construida a finales del siglo XII. Es absolutamente maravilloso el rosetón de su fachada. La portada principal de esta iglesia es conocida como la Biblia de Piedra por representar en sus arquivoltas parte de la historia sagrada.

Los palacios de Soria

Soria tiene mucha arquitectura palaciega, que da por sí sola para hacer su propio recorrido: el palacio de los San Clemente, el de don Diego de Solier, el de los Castejones, el de Los Río y Salcedo, el del Marqués de Alcántara, el de Don Juan de Castilla, el de los Beteta o Torre de Doña Urraca y por encima de todos ellos, el principal edificio renacentista de la capital, el Palacio de los Condes de Gómara, imponente.

Terminamos la jornada dándonos un paseo delicioso por la Alameda de Cervantes. Se trata de un espacio de 9 hectáreas con más de 100 especies de arbolado y arbustos, un auténtico jardín botánico, con señalizaciones de todas ellas. En la parte alta una gran pradera invita a sentarse y disfrutar. Este espacio se completa con caminos, zonas de juego, zonas de restauración, una rosaleda y… unas letras grandes con el nombre de la ciudad que invitan a hacerte una foto de recuerdo (la que ilustra esta entrada). En el parque también está la ermita de la Soledad.

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Soria a orillas del Duero

El domingo, después de desayunar, nos fuimos con el coche a uno de los aparcamientos que hay cerca del río para ver los arcos de San Juan de Duero, mi lugar favorito que ver en Soria. Son las ruinas de un antiguo monasterio fundado en el siglo XII por los monjes Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén.

La iglesia es muy sencilla y lo que queda de su claustro es un lugar muy especial. Se trata de una de las joyas del románico español más reconocidas y representativas. La entrada es gratuita en fin de semana.

A continuación nos acercamos a la ermita de San Saturio, que se encuentra situada en uno de los enclaves más bonitos de la ciudad. Subida en un cortado a orillas del río Duero, puedes disfrutar de las indicaciones necesarias para entender el edificio. Las vistas desde la parte de arriba son magníficas. La entrada también es gratuita.

Hicimos la vuelta a la ciudad por la otra ribera, cruzando por el puente que hay a pie de la ermita, y disfrutando del paisaje y de las zonas con mesas de picnic, que sabéis que son mi debilidad.

Si algo me ha llamado la atención especialmente, al margen de su mantequilla y sus torreznos, es que la ciudad está llena de referencias literarias, es una ciudad muy limpia e ideal para esta familia paseante.

Alojamiento en Soria

Nos alojamos en el hotel Cortabitarte, en pleno centro de Soria. Tiene lo imprescindible para estar a gusto: camas comodísimas, baño estupendo, una ducha que es el sueño de una persona alta, desayuno bueno, y una relación calidad-precio estupenda. Nosotros dejamos el coche en un aparcamiento público muy cercano al hotel y a un precio muy bueno.

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