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Polen de abejas, ¿se come?

Hace un mes un lector me mandó unos tarros de miel de su cosecha. Él es un pequeño apicultor de León, con una producción limitada y exquisita. Cómo seguramente recuerdas, yo vivo en Guadalajara y su provincia destaca por la calidad de su miel, con lo que siempre este tema me interesa. Con la miel, me mandó un polen de abejas. Aunque ya lo había visto en herboristerías y cuando estuvimos en la última feria apícola internacional de Pastrana, justo antes del confinamiento, nunca lo había probado y me surgieron unas dudas que Nacho amablemente me ha resuelto.

Polen de abejas

Polen de abejas

¿Qué es el polen?

Los granos de polen son los elementos masculinos de las flores, tienen forma de granos microscópicos y se forman en los sacos polínicos, situados en las anteras de los estambres de las flores. 

Las abejas recogen estos granos microscópicos y adicionándole miel o néctar y lo aglutinan en partículas de mayor tamaño que pueden transportar gracias a unos cestos que poseen en las patas posteriores.

¿Por qué recogen las abejas el polen?

La alimentación de las colonias de abejas tiene dos pilares básicos: los hidratos de carbono o azúcares, que toman en forma de miel, y una fracción proteica, destinada principalmente al desarrollo de la cría, que es el polen.

Este polen es consumido por las obreras, encargadas de la alimentación de las larvas para transformarlo en jalea. 

¿Cómo recogen el polen?

Las abejas recogen el polen de los estambres de las plantas cuando se adhiere a la pilosidad de su cuerpo por cargas electrostáticas. Las abejas limpian su cuerpo de polen con las patas, le adicionan saliva, miel o néctar y lo compactan en pequeñas bolas de 1, 4 a 4  mm de diámetro y unos 6 mg de peso que depositan en las corbículas.

¿Dónde almacenan el polen?

Este polen es almacenado en la colmena en las celdillas de los panales, próximas a la cría.  Para conservarlo sufre un proceso de transformación fermentativa convirtiéndose en el denominado pan de abeja, que se conserva gracias al ácido láctico.

¿Cómo se recoge y se transforma el polen?

El polen de las abejas se recoge mediante unas trampas que se colocan en la entrada de las colmenas, denominadas cazapolen. Esta estructura tiene una rejilla que permite el paso de las abejas a través de unos agujeros que las obligan a dejar atrás las bolas de polen que llevan adheridas en la parte externa de las patas posteriores. El polen cae en un cajón del que es recolectado por el apicultor.

Este polen fresco tiene una humedad en torno al 15 %. Una vez es llevado al obrador, se realiza una primera limpieza a mano, eliminando restos animales y vegetales que pueda llevar. 

Dado que sus proteínas, grasas y glúcidos se degradan rápidamente existen dos alternativas:

  • Congelarlo, si se desea consumir fresco, que tiene un mayor más sabor y más propiedades, al no estar transformado.
  • Deshidratarlo, para su posterior comercialización. Este proceso se hace a una temperatura máxima de 40° C durante el menor tiempo de secado posible hasta alcanzar una humedad en torno al 7%. Finalmente se realiza una nueva limpieza con una limpiadora de polen, que es un maquina con cribas y que por efecto del aire elimina las partículas de peso y tamaño inferiores a los de los granos de polen, y se envasa.

Desde el punto de vista microbiológico y sensorial el polen deshidratado permanece estable hasta un año y medio, almacenado a temperatura ambiente en un lugar seco y oscuro.

Qué propiedades tiene

Composicionalmente, el polen contiene un promedio de 54,22% de carbohidratos (principalmente fructosa y glucosa, aunque también sacarosa, ribosa y isomaltosa, entre otros), un 21,30% de proteínas (incluyendo aminoácidos esenciales), un 5,31% de lípidos (incluyendo ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6), un 8,75% de fibra y un 2,91% de cenizas (esta fracción incluye principalmente minerales, mayoritariamente potasio y fósforo, también calcio y magnesio y, en menor concentración, zinc y hierro). En su fracción minoritaria hay presentes compuestos fenólicos y flavonoides, así como carotenoides y vitaminas principalmente del grupo B.

En base a su composición nutricional y físico-química, el polen es una excelente fuente de aminoácidos esenciales, ácidos grasos omega-3, vitaminas del complejo B, minerales y polifenoles. Sin embargo, la enorme variación en la composición, debido a los diferentes orígenes botánicos y geográficos, sigue siendo un desafío para promover su mercado, desde el punto de vista de los complementos dietéticos.

El consumo diario de 50 g de polen satisface el 50% de la CDR (cantidad diaria recomendada) de todas las vitaminas esenciales (excepto piridoxina y ácido pantoténico) y minerales (excepto calcio). 

De forma general y aunque no es del todo correcto, pues existen enormes variaciones en los estudios, podríamos decir que los pólenes de más colores (asociamos el color de los granos a diferentes plantas, aunque no es así, pues en un grano puede haber pólenes de diferentes plantas) son más ricos en compuestos.

Aunque es muy fácil atribuir propiedades y existen diferentes trabajos sobre ello, debe ser tratado como un alimento que nos aporta una serie de nutrientes beneficiosos para el organismo.

¿Cómo se toma?

En el polen como alimento debemos diferenciar sus dos mayores características: su poder colorante y su sabor.

Se puede tomar agregándolo a alimentos de rutina, por ejemplo, los lácteos, con los que combina muy bien: yogur, leche, queso… 

También puede ser usado como colorante, debido a su enorme poder, para helados, por ejemplo.

Por último, se puede emplear para hacer bebidas fermentadas, por la cantidad de proteínas que contiene y que puede ser el sustrato de las levaduras, o en ensaladas, para las vinagretas.

Algunas ideas concretas

Ahí van algunas ideas que me plantea Nacho y que pienso pobrar: con queso semicurado y miel, agregándolo sobre la cecina junto con un vinagre balsámico o para asar costillas con miel y polen, entre otras.

¿A qué sabe?

Nacho y Raquel llevan años recogiendo diferentes pólenes y tiene claro que el sabor depende sobre todo del origen floral. Así, hay algunos amargos, como los de Centarurea, y otros con un enorme aroma y sabor a rosa, como el de Rosa canina.

Aunque de forma general podríamos definirlo como con aroma floral, a algunas personas les recuerda el olor a heno seco y con sensaciones ácidas, amargas o saladas, pero sobre todo dulces.

Mi conclusión

Me ha parecido muy interesante todo lo que he aprendido del polen de la mano de Nacho. Tanto, que reflexionando llegué a la conclusión de que seguro que también a vosotros os lo parecería.

Sus mieles son increíbles y se comercializan con el nombre de Los Izanes. No tiene página web, pero venden sus productos en Correos Market, con envío de pedidos a la velocidad del rayo. Su teléfono es 620 659 455 y el de su mujer Raquel 626 410 208, por si te apetece probar su polen o sus mieles.

Su

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Publicado por Su, el 29 de noviembre de 2020. Esta entrada está guardada en: Productos. Etiquetas: , ,

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