¿Qué fue de la maravillosa cocina de sobras?
¿Que ha sido de las sobras que nuestras madres reconvertían en el mejor de los platos?
En mi casa este tema es sagrado. Desde hace muchos años he seguido el sistema de mi madre. Ella es caso aparte, porque te reconvierte una sobra en otro plato mejor que el primero, y eso es un arte que se lleva innato. Yo lo hago bien, pero no con su maestría. Eso sí, en mi casa me he criado bajo el lema ‘no se tira nada’, y cuando digo ‘nada’, es ‘nada’. Las raciones se hacen pensando en la cantidad justa, y si sobra alguna cosa se convierte en otra receta automáticamente, siempre con la idea de hacer más agradable el tema sobras. Con lo cual yo le cogí el gusto a esto de aprovechar todo y no tirar nada, y menos mal que disfruto con ello, ya que en este caso, de no haber seguido estas enseñanzas, hubiese tenido graves problemas con la jefa del clan.
Creo que en el fondo lo que pasa ahora es que el poco tiempo de que disponemos nos lleva inevitablemente a coger el plato, mirar el cubo de la basura y pensar “bah, no merece la pena estarme quitando la carne de los huesos de la gallina del caldo para hacer unas croquetas”. ¿O no es el tiempo, sino el uso que hacemos de él?
Siempre me acuerdo lo que dice mi amiga Ajonjolí en su blog: “A nadie le sorprende que los españoles vean una media de cuatro horas de televisión al día. Sin embargo, el hecho de dedicar hora y media a preparar la cena cada noche a mucha gente le parece raro y te preguntan que cómo tienes tiempo.”
Sabéis que no suelo meterme en temas que no sean recetas propiamente dichas, porque cada uno es libre de hacer lo que considere oportuno. Además soy sumamente respetuosa, y la organización de cada casa es un mundo. Pero es que no puedo pasar por alto estos temas, y el hablarlo con vosotros me ayuda a desahogarme. Supongo que tú, que me estás leyendo y que te interesa hacer la comida a los tuyos de la mejor manera posible, es muy probable que cuides este tema, pero es cierto que hay una laxitud en el uso de las sobras, tenemos tanto de todo, que si tiramos algo a la basura, otra cosa habrá para cenar.
La cocina de aprovechamiento
Creo que es bueno pensar un poco y volver al maravilloso mundo de hacer de las sobras un arte. La cocina castellano manchega es primorosa en este tema. Si nos fijamos un poco, cuántas recetas son de aprovechamiento en nuestra cocina: con pan se hacen migas, sopa castellana, sopa de espárragos trigueros, gazpachos pobres, torrijas, y así, un montón de recetas.
¿Y qué hablar de las croquetas? ¿O de las empanadillas? ¿Y de las tortillas hechas con verduras que han sobrado o guisadas? ¿Y las ensaladas con restos que van quedando?, y que bien hechas, que son una maravilla, ¿Y las lasañas? y esas magdalenas que han quedado un poco olvidadas y con las que se puede hacer un fantástico puding —ya pondré la receta—…
Y así seguiría dándole una vuelta a muchas de las recetas que nos acompañan en la mesa del día a día.
Ya, pero algunos me diréis que hacer una croqueta casera lleva su tiempo. ¿Y? Nadie dijo que comer bien fuera fácil, pero es el tiempo mejor invertido: en salud, en bienestar y en placer.
Su